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reseña

Bajo el signo de las masas

porLBenLMD

 

De Carlos Altamirano

Editorial: Ariel
Cantidad de páginas: 464
Lugar de publicación: Buenos Aires
Fecha de publicación: Marzo de 2001

 

En tiempos de conmoción política y con factores indicativos de una transición aún sin signo, nada más oportuno que sumergirse en textos, discursos y documentos reveladores de una etapa en que la Argentina moderna vivió su más importante transición política. Sexto volumen de la Biblioteca del Pensamiento Argentino, dirigida por Tulio Halperin Donghi, esta compilación precedida por un ensayo de Carlos Altamirano es un material ineludible para entender la actualidad.

La antología está organizada en tres grandes apartados: La era social, Desarrollo y desarrollistas, y Revoluciones. En el primero, la selección de documentos permite recorrer paso a paso el surgimiento, desarrollo y caída del peronismo. Asombra el desconocimiento absoluto de todo documento relativo al Partido Laborista. La omisión, que abona una sistemática conducta historiográfica y política, llega al punto de que en el ensayo introductorio ni siquiera se alude a un partido sin el cual resulta poco menos que imposible comprender la volcánica transformación ideológica, organizativa y política de la clase obrera. En cambio, los textos del propio Perón permiten un seguimiento de su pensamiento y su accionar políticos. Como resumen, cabe citar un discurso, impar por su perspicacia y cinismo, que el entonces coronel y secretario de la Secretaría de Trabajo y Previsión dio en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el 25 de agosto de 1944. Tras presentar su intención de “facilitar un entendimiento entre los intereses que juegan en el orden social”, Perón hace el diagnóstico: “Sería necesario echar una mirada de circunvalación (…) Chile es un país que ya tiene, como nosotros, un comunismo de acción de hace años; en Bolivia, a los indios de las minas parece les ha prendido el comunismo como viruela, según dicen los bolivianos; Paraguay no es una garantía en sentido contrario al nuestro; Uruguay, con el ‘camarada’ Orlof, que está en este momento trabajando activamente; Brasil, con su enorme riqueza, me temo que al terminar la guerra pueda caer en lo mismo”. En Argentina “no queremos que los sindicatos estén divididos en fracciones políticas, porque lo peligroso es, casualmente, el sindicalismo político. Sindicatos que están compuestos por socialistas, comunistas y otras agrupaciones terminan por subordinarse al grupo más activo y más fuerte (…) muchos sindicatos contaban con un 40 por ciento de dirigentes comunistas o comunizantes”. El orador subraya que “la masa más peligrosa, sin duda, es la inorgánica”. La organización de esa masa “sería el seguro. Ya el Estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que cuando esté en su lugar nadie pueda salirse de él”. Y remata el coronel: “Se ha dicho, señores, que soy un enemigo de los capitales, y si ustedes observan lo que les acabo de decir no encontrarán ningún defensor más decidido que yo, porque sé que la defensa de los hombres de negocios, de los industriales, de los comerciantes, es la defensa misma del Estado”.

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