Recuperación: Maduro y la dirección político militar que lo acompaña reaccionaron con un plan general frente a la muy articulada escalada desestabilizadora que buscó derrocar al gobierno mediante una insurrección programada para el 15 de octubre. Mientras el Psuv apela a la movilización de masas y prepara una réplica letal mediante la lucha contra la corrupción y la sanción de crímenes de diferente carácter mediante la Ley Habilitante, la oposición prepara el desconocimiento del Consejo Nacional Electoral y hasta llegó a imaginar un “gobierno provisional” para el cual Washington designó una eventual figura femenina en la presidencia.
Fracasó otro plan golpista. Aún así, no habrá tregua y, por el contrario, arreciará el accionar combinado para acabar con el gobierno de Nicolás Maduro antes de fin de año.
El plan consistía en exacerbar el malestar popular por desabastecimiento, inflación, sabotajes y dificultades multiplicadas en todos los órdenes de la vida cotidiana. Todo apuntado a producir un Caracazo y derrocar al gobierno de la Revolución Bolivariana el 15 de octubre, antes del inicio de la campaña proselitista para elegir 335 alcaldes municipales el 8 de diciembre.
Quienes desde Washington conducen la arremetida saben lo que hacen y consiguieron buena parte de su objetivo, desquiciando la vida social con maniobras de desabastecimiento, sabotajes, presión para una alocada suba del dólar paralelo y una campaña político-psicológica de dimensiones aún mayores a las conocidas hasta ahora, todo lo cual se amplificó por obra de la prensa comercial internacional. El efecto desestabilizador alcanzó a capas medias intelectuales y sectores restringidos de la izquierda, que por momentos parecieron perder la confianza en la continuidad de Maduro y la Revolución. Funcionarios estadounidenses llegaron a programar la creación de un “Gobierno Provisional” que debía asumir desde el exilio en momentos de conmoción social. Fuentes opositoras confiaron que ese organismo lo presidiría la diputada María Corina Machado, reconocida por sus relaciones con la Casa Blanca desde tiempos de George W. Bush.
El centro del accionar conspirativo estuvo y aún está en la economía. Una cantidad de desajustes coloca coyunturalmente en situación de debilidad al plan de transición. Lo explicó sin rodeos el ministro Rafael Ramírez, también presidente de Pdvsa, al anunciar nuevas medidas tras ser designado como vicepresidente para la Economía: “No nos ha acompañado el sector productivo del país y es un gran reto que tenemos, aparentemente es una contradicción pero tenemos que resolverla, porque hemos logrado satisfacer las necesidades de nuestro pueblo importando masivamente los insumos necesarios para nuestra vida cotidiana pero, bueno, el sector productivo no ha avanzado y no ha crecido en la misma proporción. Entonces nosotros siempre vamos a estar sujetos a presiones inflacionarias y presiones especulativas, porque nuestro pueblo sencillamente ha venido satisfaciendo sus necesidades en todos los órdenes, gracias a que hay una mayor redistribución de la renta petrolera en nuestro país”.
Ramírez apuntó al corazón del dilema en la transición: políticas económicas que alientan la continuidad de importantes sectores privados, los cuales boicotean la producción y hacen infinitas maniobras comerciales para cargar las consecuencias nefastas de su accionar sobre las espaldas del Gobierno.
Además, quedó en evidencia la corrupción en torno al manejo del control de cambios por parte de funcionarios de Cadivi (Comisión Administradora de Divisas) y empresarios de diferente alineamiento político. El desorbitado precio del dólar paralelo fue atribuido a la falta de divisas, mostrada además como prólogo de un cataclismo general. Y buena parte de los sectores medios lo creyó. En conferencia de prensa Ramírez puso los hechos en su lugar: “Ya dije la cantidad de divisas que estamos vendiendo al país y que vamos a superar largo los 47 mil millones de dólares al año, esa es una cifra fabulosa, esa es una cifra extraordinaria, aquí no hay problemas de divisas, se siguen generando y de manera permanente, consistente (…) Cadivi ha liquidado en el período de enero a septiembre 33.143 millones de dólares, eso da 3.920 millones de dólares al mes, 920 millones de dólares semanales, 184 millones de dólares todos los días. Por favor, tengamos sentido de las proporciones, es una cantidad de dinero extraordinaria. Y tenemos un conjunto de medidas y decisiones que van a permitir, sumado al promedio semanal que está aportando Cadivi a la economía, 920 millones de dólares, los 100 millones de dólares que vamos a exponer por el Sicad (órgano adicional con el cual se subastarán dólares para particulares) y otras medidas que hemos venido implementando”.
No hay lugar a la confusión en cambio para las grandes empresas extranjeras interesadas en invertir en Venezuela. Ramírez subrayó un reciente informe de la Cepal: “los flujos de inversión extranjera en la región colocan a Venezuela como el segundo país receptor de inversión extranjera con un 44%, sólo superado por Brasil. Son elementos de la economía que se invisibilizan en los medios y que nosotros estamos en la responsabilidad de explicar y educar a nuestro pueblo y que nuestro pueblo, y cuando digo pueblo estoy hablando de todos los habitantes de este país, sepan cuál es la situación, qué fortalezas tenemos, qué problemas estamos afrontando. Ciertamente, aquí nosotros no vamos a evadir ningún problema, y cómo es nuestro plan para superarlo en el marco de nuestro Plan de la Patria, en el marco de nuestra propuesta del país que es la construcción del socialismo”.
Elecciones como plataforma desestabilizadora
Temerosa de volver a sufrir una derrota electoral, la oposición apela a todo para intentar que se suspendan. Recuérdese el sabotaje, ahora plenamente comprobado, en la planta destiladora de Amuay, previo a las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012, también apuntada a provocar una reacción punitiva del gobierno contra los responsables, que eran los propios partidos opositores.
Ahora, fallido el propósito de provocar un estallido social antes de iniciar la campaña, preparan el desconocimiento de los resultados electorales, tal como lo hizo Henrique Capriles en abril, cuando perdió las presidenciales.
Maduro respondió a esa perspectiva en una reunión con todos los candidatos del Psuv y el Gran Polo Patriótico, el 29 de octubre: “(la oposición) tiene preparado un plan para incendiar Venezuela el 8 de diciembre en la noche y el 9 de diciembre y el 10 y el 11 porque no van a reconocer los resultados electorales. Lo digo hoy: no van a reconocer ningún resultado electoral. Ellos creen que pueden mantener ese jueguito por mucho más tiempo. Está bien, son dueños de sus pasiones políticas. Ya ellos tomaron esa decisión. Anoche estaban en una reunión con Fedecámaras, parte de la cúpula de Fedecámaras, parte de la trilogía del mal, planificando porque creen que tienen el poder todavía (…)tengo suficiente información cruzada de fuente directa, diversas fuentes que llegan a la conclusión que ellos van a seguir utilizando la campaña electoral para atraernos a su simulación pero en definitiva están buscando otro objetivo. Primer objetivo, a través de un hecho que conmueve a la sociedad venezolana, buscar que nos pongan en una situación obligada de suspensión de las elecciones y yo lo digo aquí: haga lo que haga la derecha, el 8 de diciembre hay elecciones. Vamos a medirnos, que el pueblo decida, haga lo que haga la derecha vamos a elecciones, así sea sin luz vamos a elecciones. Y que el pueblo decida”.
Desplegados en campaña
En ese mismo acto habló Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y encargado de la conducción del Psuv. Desde el interior del país y en plena actividad de organización y esclarecimiento, a través de teleconferencia Cabello informó que el Psuv activará un total de 547.320 militantes que realizarán el trabajo político de cara a las elecciones municipales: “Tenemos 13.683 centros de votación, lo que es igual a 13.683 Ubch (Unidades de Batalla Hugo Chávez) en todo el país. Cada Ubch tiene una vanguardia de 40 compañeros y compañeras (…) lo que da 547.320 compañeros y compañeras en toda Venezuela”, explicó.
Por su parte Maduro insistió en la ofensiva contra la corrupción y llamó a la militancia a esforzarse para dar el ejemplo: “la revolución está por hacerse y lo grande del ser humano está por nacer todavía en cada uno de nosotros. En buena medida los procesos revolucionarios se pueden acelerar en Venezuela si el liderazgo de la revolución, a todo nivel, es un liderazgo moral, con una nueva ética, con nuevos métodos, que dé el ejemplo permanente, que empuje en la solidaridad, en el desprendimiento, en la lealtad al pueblo, en el amor al pueblo, es un reto que tenemos”.
Esta batalla tendrá un hito clave si la Asamblea Nacional aprueba la Ley Habilitante, solicitada por el Presidente para llevar a cabo una campaña arrolladora contra la corrupción “amarilla o rojo-rojita”, una plaga que azota al país y de la cual depende la ofensiva económica, a su vez decisiva para sostener el respaldo de la masa comprometida con la revolución y reconquistar la confianza de sectores medios agobiados por las maniobras desestabilizadoras.