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reseña

Democracia y sistema de mercado

porLBenLMD

 

De Charles E

Editorial: Fondo de Cultura Económica
Cantidad de páginas: 500
Lugar de publicación: México
Fecha de publicación: Enero de 1999

 

Lindblom, profesor de economía y ciencias políticas de Yale, hace un esfuerzo riguroso por hallar fundamentos científicos para el accionar político.

Descartada por definición toda viabilidad práctica para erradicar las iniquidades sociales mediante cualquier forma de revolución, el autor propugna y desarrolla con criterio sistemático el incrementalismo. “¿Necesitamos entonces cambios drásticos? Ciertamente sí. Sin embargo, teniendo en cuenta las estructuras políticas de las supuestas democracias, hay pocas esperanzas de lograrlo, excepto a través de largas secuencias de cambios incrementales”. Los otros dos ejes temáticos son el sustento real del pluralismo político y la integración de las ciencias sociales, específicamente de la economía con la política. En otro orden, el autor retorna a un debate olvidado: originalmente, el estudio científico de los fenómenos económicos era inseparable de la política; la disciplina nació como economía política. Pero a poco andar sobrevendría la fractura. Ya en 1820 uno de los padres de la ciencia económica, David Ricardo, le recriminaba a Thomas Robert Malthus: “Usted supone que la economía política es la investigación de la naturaleza y las causas de la riqueza y yo estimo que debería llamarse investigación de las leyes que determinan el reparto de la industria entre las clases que concurren a su formación”. Venció la óptica del ocasional corresponsal de Ricardo. A fines del siglo XIX el concepto fue alterado y, durante el siglo XX, la ciencia se transformó en “técnica”. Refiriéndose a las inconsecuencias en sus ensayos -que él mismo adelanta- dice el autor: “Las Universidades y disciplinas me presionaron y yo cedí (…) la verdad es que, aunque no se presionó a algunos científicos sociales, sí se impusieron limitaciones a muchos otros, entre los cuales me contaba yo.”; y tras narrar sus primeras experiencias difíciles reconoce: “aprendí la lección y decidí tener más cuidado en lo referente a mis propósitos académicos”.

Culminada su carrera, reconocido como uno de los más sólidos teóricos del capitalismo y tras una devastadora crítica a la ciencia política a la que denomina “predominante”, Lindblom puede afirmar : “dije y ahora repito, que avergüenzan las deficiencias de la teoría convencional, y que (ésta) necesita pedir ayuda al pensamiento radical”.

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