De Juan Carlos Portantiero
Editorial: Grijalbo
Cantidad de páginas: 214
Lugar de publicación: Buenos Aires
Fecha de publicación: Enero de 1999
Cristo no puede ser responsabilizado por interpretaciones y conductas de ciertos cristianos. Marx no debiera ser juzgado a la luz de determinados marxistas. Lo mismo vale, salvando las distancias, para Antonio Gramsci, un comunista italiano de pensamiento vigoroso y trágica historia individual, injustamente valorado a partir de interpretaciones arbitrarias y carentes de rigor histórico y metodológico. El título de este libro es, por tanto, un acierto mayor.
Los usos de Gramsci está conformado por la suma de cuatro textos redactados en diferentes períodos: “Estado y crisis en el debate de entreguerras” (1981); “Los usos de Gramsci” (1975); “Gramsci y la crisis cultural del Novecientos” (1997); “Gramsci y el análisis de coyuntura” (1971).
En el trabajo que da nombre al volumen el autor expone acerca de lo que señala como “los “temas” de Gramsci”. Estos “aparecerán en el momento de la ofensiva política, en el del reflujo revolucionario y del ascenso del fascismo y se condensarán finalmente en los bosquejos agrupados en los cuadernos de la cárcel”. Para exponer estos “temas de Gramsci” el autor recurre a Lenin como contrafigura. El revolucionario italiano emerge de estas páginas como polo opuesto al corpus teórico del líder de la Revolución Rusa.
En los años ´70 ésta fue una noción difundida y aceptada en amplios círculos intelectuales y políticos. Por diferentes razones, era funcional a quienes con diversas orientaciones se apartaban del stalinismo, a quienes se aproximaban al peronismo montonero, e incluso a un flanco de la Unión Cívica Radical con el cual convergerían, en la década siguiente, intelectuales provenientes de las otras dos vertientes. Un fenómeno análogo se verificaba en buena parte del planeta, especialmente en Europa.
El debate teórico y político está lejos de haberse agotado. Pero en dos décadas ha habido numerosas contribuciones que esta reedición, a pesar de corregida y aumentada, no registra. La más importante -insoslayable para quien se interese en la polémica- es la que en 1977 publicó un marxista inglés, Perry Anderson, tituladaLas antinomias de Gramsci. Con riguroso tratamiento de los hechos y demoledora consistencia argumental, el por entonces director de New Left Review rescató el pensamiento de Gramsci, subrayó su potencia, expuso con respetuosa admiración sus flaquezas y enfrentó aquella noción a la moda.
Un cuarto de siglo después, polemizar acerca del lugar y el papel de Gramsci en la teoría y la práctica continúa siendo estimulante y, sin duda, educativo para quienquiera se preocupe por el rumbo en el que marcha el mundo.