Determinante: la Ley Habilitante solicitada por el Poder Ejecutivo para enfrentar la corrupción es apenas uno de los instrumentos de una batalla mayúscula: la respuesta a la guerra económica incluye combate contra la especulación, el mercado de divisas, el desabastecimiento y acaparamiento de bienes de primera necesidad. “Se trata de la transformación del modelo ético y económico del país, dos elementos para combinar en una ofensiva nacional”, dijo el presidente Nicolás Maduro. En una histórica presentación ante la Asamblea Nacional argumentó con cifras y denuncias concretas que la corrupción no sólo tiene consecuencias económicas sino también contrarrevolucionarias.
“Si a nuestra parásita e importadora burguesía criolla le sigue correspondiendo alrededor del 70% del producto interno bruto, quiere decir que la dinámica económica todavía está lejos del socialismo”. La sentencia del presidente Nicolás Maduro ante la Asamblea Nacional mostró que los intentos por quebrar la hegemonía del capital sobre la sociedad venezolana son todavía insuficientes. En consecuencia el Ejecutivo pidió poderes habilitantes en el inicio de una renovada ofensiva histórica.
En su diagnóstico el mandatario pidió al pueblo venezolano trabajar para “extirpar de raíz las expresiones más vulgares de la existencia de la burguesía parasitaria”, en referencia a la especulación, el acaparamiento, el contrabando, mercado de divisas, lavado de dinero y legitimación de capitales. La batalla lanzada por el presidente Maduro el 8 de octubre en ocasión de presentar un proyecto de Ley Habilitante no distingue colores partidarios a la hora de combatir la corrupción y la guerra económica. “Ni de cuello amarillo, ni de cuello rojo rojito; es el mismo hamponato vístase como se vista”, alertó.
Para Maduro, la corrupción en todas sus formas afecta la salud pública y la salud de la Revolución Bolivariana. “Si no existe salud pública, una República marcha efectivamente hacia su disolución. Hay que eliminar las condiciones objetivas que permitan que se sigan desarrollando y cometiendo actos de corrupción”, dijo en un pormenorizado informe ante la Asamblea, en el que fundamentó detalladamente, incluyendo autocríticas, las necesidades y las urgencias del momento.
Fuerza de ley
La Ley Habilitante faculta al titular del Poder Ejecutivo a dictar decretos con fuerza de ley sobre los asuntos que el propio mandatario estime imprescindibles sobre determinada necesidad del Estado. De acuerdo con el artículo 203 de la Constitución de Venezuela (1999), los poderes habilitantes son leyes sancionadas por la Asamblea Nacional, por las tres quintas partes de sus integrantes, a fin de establecer las directrices, propósitos y marco de las materias que se delegan al Presidente con rango y valor de ley.
Maduro prometió que los poderes especiales que otorga la Ley Habilitante servirán para acelerar y hacer eficiente “la batalla por una nueva vida política, republicana y una nueva sociedad”. Pidió al pueblo que tome conciencia de una nueva ética nacionalista. “Se trata de la transformación del modelo ético y económico del país, dos elementos para combinar en una ofensiva nacional”. Se trata –dijo– de un “asunto crucial, transcendente y de vida o muerte para la República”.
Como parte de esa lucha, adelantó que se hace necesario un proceso profundo de transformación de todas las instituciones del Estado y la creación de nuevas dinámicas económicas y sociales. Una vez aprobado el pedido del mandatario, el Ejecutivo podrá legislar durante un año para crear todas las armas institucionales necesarias, formular ordenamientos jurídicos, emitir nuevas leyes y mejorar las existentes.
En agosto pasado, cuando hizo pública su intención de pedir la Ley Habilitante, el jefe de Estado adelantó que buscará reforzar la normativa desde el texto de la Constitución. De la misma manera, debiera tener un paraguas legal la lucha contra lo que se ha calificado como “guerra económica”: especulación, desabastecimiento y acaparamiento de bienes de primera necesidad, de los que se nutren los planes de desestabilización de la derecha venezolana.
“La Habilitante será un instrumento para la ofensiva política y económica de la nueva etapa de la Revolución”, dijo Maduro el 15 de agosto. Propuso “ir a un proceso profundo y establecer las normas más rígidas y severas para combatir la corrupción”.
Reiteró que asume plenamente la responsabilidad que le dejó el comandante Chávez y recordó, en materia de lucha contra la corrupción: “hemos golpeado desde gobernadores hasta presidentes de institutos y empresas”. El Presidente afirmó que “todo corrupto es contrarrevolucionario y capitalista”.
Unos días después de la presentación del Proyecto de Ley Habilitante, la Asamblea Nacional designó una comisión especial para estudiar en las semanas siguientes el pedido del Poder Ejecutivo. El grupo de 19 diputados analizará la propuesta antes de que sea debatida en el pleno de los legisladores.
Sin cadivismo
En su diagnóstico, Maduro admitió que “la economía venezolana atraviesa una coyuntura especial, toda vez que el aparato productivo está siendo impactado de una manera muy aguda por una serie de distorsiones, como la especulación, el acaparamiento, el contrabando, el mercado de divisas ilegal”.
Dijo que uno de los objetivos de la acción conjunta entre el Gobierno y el pueblo venezolanos es “lograr que la renta petrolera sea para el desarrollo de la economía y no para la especulación y enriquecimiento de grupos particulares que quieren el control político”.
En Venezuela se acuñó el término “cadivismo”, tomado de Cadivi (Comisión de Administración de Divisas), en referencia al organismo nacional acusado de corrupción y de existencia de mafias que se enriquecen con la compra y venta de monedas extranjeras. “El cadivismo –dijo Maduro– es una de las expresiones más vulgares de existencia de la burguesía parasitaria en la historia de Venezuela de los últimos 100 años” y que busca intereses personales más allá de la producción y desarrollo económico del país (recuadro). Prometió para esta institución la aplicación de la fórmula de “las tres R”, que consisten en “revisión, rectificación y reimpulso”.
Maduro consideró que “es inmoral, por ejemplo, que el margen de ganancia de los concesionarios oficiales de ciertas marcas de automóviles sea de un grosero 300%. Ello demuestra que la actuación de Cadivi deja mucho que desear”.
A comienzos de septiembre se publicó una encuesta según la cual el 71,5% de los venezolanos apoya la propuesta del Presidente de solicitar una Ley Habilitante. El trabajo fue realizado por la empresa International Consulting Services en una muestra de 1.600 personas en todo el territorio nacional. El 66% señaló que los poderes especiales consagrados en la Constitución son necesarios para establecer pautas precisas. Además, 59% de los consultados consideró que el presidente Maduro es un hombre honesto. Finalmente, 76% se mostró satisfecho con las medidas anticorrupción del gobierno nacional contra los funcionarios públicos que han apoyado o participado en actos de corrupción.
Sin protegidos
Unos días después de su presentación ante la Asamblea, Maduro encabezó un acto público en el que recordó que recientemente había ordenado una investigación contra el alcalde socialista de Valencia, Estado Carabobo, Edgardo Parra, por presuntos actos de corrupción. “Es amargo (investigar a un socialista), pero lo único que cubre la amargura es la justicia a fondo (…) aquí no hay protegido político. Ahora que pague, que dé la cara. Ahora está en la cárcel, él y sus cómplices”.
De la misma manera, señaló el caso del opositor jefe de despacho de la gobernación del Estado Miranda, Oscar López Molina, por presuntas implicancias en una red de prostitución. “Esto no es persecución; se trata de una descomposición moral, política, ética, de unos farsantes”, señaló. Tras ratificar que se combatirá la corrupción “venga de donde venga”, el Jefe del Estado repudió a “aquellos que dicen ser revolucionarios y sólo buscan enriquecerse”.
Para Maduro no habrá socialismo si la riqueza sigue fluyendo hacia manos del poder económico establecido. Y no habrá revolución sin una ética capaz de aplastar la guerra económica. Insistió en que en esta batalla se juega el destino mismo del proceso bolivariano y reafirmó que “la corrupción es un asunto de vida o muerte”.
Urgencia por afirmar una nueva ética
Fragmentos del discurso del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ante la Asamblea Nacional, el 8 de octubre, al solicitar la Ley Habilitante para luchar contra la corrupción en todas sus formas. • “Este es un asunto crucial, trascendente, de vida o muerte para la República Bolivariana. Si la corrupción sigue reproduciéndose y perpetuando su lógica capitalista de destrucción, aquí no habrá socialismo, el socialismo nunca podrá afianzarse plenamente en su dinámica profundamente humana entre nosotros, en medio de los antivalores de la corrupción.” • “Llamo al pueblo a no permitir la corrupción y a los corruptos; a no tolerar a la corrupción, ni de cuello amarillo, ni la corrupción de cuello rojo rojito. Es el mismo hamponato, vístase como se vista, la misma conducta apátrida y anti popular.” • “La economía venezolana atraviesa una coyuntura especial, toda vez que el aparato productivo del país está siendo impactado de una manera muy aguda por una serie de distorsiones como son: la especulación; el acaparamiento; el contrabando; el mercado de divisas ilegal… Una colección de dificultades que bien podríamos bautizar con el nombre del “cadivismo” como una de las expresiones más vulgares de la existencia de la burguesía parasitaria en la historia de la Venezuela de los últimos 100 años (…) Parece un asunto de la mayor importancia establecer quiénes se han aprovechado de estos flujos, cuáles son los grupos de poder y sus relaciones con la Banca, con la actividad aseguradora y con el mercado de valores, hacia allá vamos, que nadie tenga duda de ello.”
• “Hoy por hoy la burguesía sigue buscando de diversas formas mantener el control de la renta petrolera; es el centro del debate, de la batalla nacional e internacional. Cuando hay un imperio que nos declara la guerra nos la declara para venir por las riquezas del país, esencialmente el petróleo. Y cuando hay una burguesía parasitaria que se suma de manera automática a golpes, contragolpes y saboteos es porque tienen el ojo puesto en la renta petrolera y en los controles firmes que puso el comandante Chávez para orientar al gasto social a la inversión del pueblo.” • “Si a nuestra parásita e importadora burguesía criolla le sigue correspondiendo alrededor del 70% del producto interno bruto, quiere decir que la dinámica económica todavía está lejos del socialismo, muy lejos.” • “Es claro entonces que aquí no habrá socialismo si la burguesía sigue disfrutando del privilegio, privilegio flagrantemente incompatible con una dinámica socialista, de importar a gran escala sin que se le ponga coto. Sinceremos las cosas con el mayor rigor autocrítico: el Estado Nacional bolivariano no ha podido impedir que la importación se concentre en pocas manos, no ha alcanzado la eficiencia necesaria para cerrar los caminos a quienes viven de la apropiación de los dólares baratos, a quienes tienen un ancho margen de maniobra para ejercer la especulación comercial y perpetrar la reventa cotidiana de divisas; por aquí también se desangra Venezuela.” • “Tenemos que lograr que esa renta petrolera sea capturada para el desarrollo productivo de la economía y no para la especulación, para el chantaje, para el robo, para el enriquecimiento de grupos particulares que quieren controlar el poder político sea por la vía del disfraz rojo o por la vía de la burguesía parasitaria amarilla.”
• “El 96% de las exportaciones provienen de las exportaciones del petróleo venezolano. El sector privado exporta apenas el 1,2% del total de las exportaciones pero requiere entre 35 mil y 40 mil millones de dólares y acentúan sus solicitudes (de divisas) de una manera casi feroz cuando le quitan la renta petrolera.” • “Como consecuencia de este modus operandi la espiral de importar barato y revender más caro puede terminar por engullir a todo nuestro pueblo, de modo que los desbalances y dificultades serias que padece actualmente las afectaciones que padece la economía venezolana no obedecen al funcionamiento estructural del capital y sus consecuentes crisis reales sino a un empresariado apátrida y voraz que en conchupancia con el funcionariado corrupto termina pervirtiéndolo todo.” • “Especulación, acaparamiento y desabastecimiento inducidos, son apenas las caretas más visibles para inocularle a nuestro pueblo la creencia de que el modelo encarnado por la revolución no sirve, lo que no encaja con la supuesta pujanza de esa misma burguesía parasitaria. Y sobre esta base cabalgan en el sabotaje de la economía real.” • “Afortunadamente ha venido creciendo poco a poco un área productiva nueva que expresa una Venezuela que empieza a lograr una economía diversa y productiva, hacia allá debemos apuntar todo nuestro esfuerzo, acelerar la transición hacia una economía productiva, diversificada que descanse en el trabajo, en la creación de riquezas, que descanse en el esfuerzo colectivo del país, que descanse en una poderosa economía socialista y en un poderoso empresariado nacional productivo.” • “Tenemos que reconocer que no ha sido fácil pese a los logros políticos, sociales y económicos de la revolución desmontar una cultura de la riqueza fácil que heredamos de aquella época en que la renta petrolera era presa fácil de una clase que se la apropiaba y dejaba caer las migajas al pueblo.” • “Y es que desde 1999 el comandante Chávez, al frente de esta revolución democratizadora, llevó a cabo una inversión social que a estas alturas alcanza un valor equivalente a 550 mil millones de dólares estadounidenses, ingresados al país por su renta petrolera, capturado por el nuevo Estado y distribuido al pueblo.” • “Chávez fue y es el principal forjador y el mayor adalid de la nueva ética. Su ejemplaridad es indiscutible, en materia de equidad siempre predicó con el ejemplo. En cierta ocasión nuestro comandante amado y eterno, con su habitual sencillez y profundidad, nos dijo: ‘Hay una medicina para no ser corrupto: que uno mande al cipote las ambiciones personales y materiales’”. • “Una base fundamental (de una nueva ética) está en el cambio a fondo de las relaciones de poder, ¿quién tiene el poder político, económico? ¿quién lo ejerce nacional, internacionalmente? Una base fundamental está en el cambio de las relaciones de poder. Nosotros tenemos que profundizar, darle continuidad y acelerar en el horizonte de esta década del siglo XXI, al cambio revolucionario y radical que se inició en 1999, cuando la Revolución se hizo Gobierno. El cambio de las relaciones de poder es condición de posibilidad para una nueva ética, es claro entonces que se trata de llevar a su máxima plenitud la democracia participativa, protagónica, el verdadero poder en una democracia, el Poder Popular.” • “Otra base fundamental está en el ejemplo que demos quienes estamos ejerciendo responsabilidades de Estado, de Gobierno, públicas (…) por eso mismo la austeridad es y debe ser una regla de oro (…) quien no lo entienda es mejor que abandone definitivamente las filas de la Revolución. A nosotros por lealtad a nuestro Comandante Supremo nos está prohibido el disfrute del poder.” • “La nueva ética tiene en Chávez su referente fundamental: ‘necesitamos una educación alejada del individualismo y del egoísmo, que siembre nuevos valores humanos y sociales. A la juventud venezolana: iluminen el camino de este pueblo y sean sal para acabar con la corrupción moral, con la corrupción material y con la corrupción de valores’”. • “Recordemos de nuevo al gigante de este siglo: ‘nunca –decía el comandante Chávez– me cansaré de pedirle a todos y a todas que nos quitemos, como quien se quita una telaraña pegajosa, los viejos vicios de la corrupción, la burocratización, la ineficiencia, la incapacidad, la falta de planificación, la falta de trabajo en equipo. Pido, como pediría por mi vida, y creo que me importa más esto que mi propia vida, que la Revolución Bolivariana sea auténtica, que no sea una mentira como tantas ha habido, que no sea otro fracaso. Eso me importa un millón de veces más que mi propia vida’”. • “La crisis por la que atraviesa la economía venezolana es una crisis muy peculiar, pues no hay una merma significativa de los ingresos sino un incremento geométrico del consumo (…) No se explica cómo entonces, en un escenario de crecimiento tendencial del consumo, por más de una década, las fuerzas productivas no hayan sido capaces de acompañar este crecimiento con un incremento significativo de la producción nacional”. • “Desde la derecha local, muy sumisa, demasiado subordinada a la élite imperial de Estados Unidos, se me ha declarado la guerra. Ni un solo día de estos seis meses se ha dado tregua ni cuartel para que el gobierno bolivariano tenga éxito y gobierne para todo el país (…) No vengo a pedir tregua ni cuartel a una derecha que no tiene conciencia nacional, pero que lo sepa el pueblo honesto y decente de nuestra patria, que esta derecha antinacional apuesta cada segundo de nuestra vida a mi fracaso, a nuestro fracaso, para luego ponerle definitivamente la mano a las riquezas de la renta petrolera de nuestro país, para integrársela a los intereses transnacionales”. • “Diputados, diputadas, queridos compatriotas, para consolidar una nueva institucionalidad es absolutamente necesario continuar forjando una nueva ética en el día a día del proceso revolucionario, y una nueva ética está mucho más allá del establecimiento de un conjunto de preceptos y principios, una nueva ética implica una nueva subjetividad, una nueva subjetividad unida indisolublemente a los intereses colectivos, que se convierta y que convierta a cada compatriota, digámoslo así, en un agente ético capaz de pensar y actuar en función del bien común y de su defensa consciente y activa”. • “Se trata, como pensaba Bolívar, de vencer por el camino de la Revolución, y no por otro”.
|