De Raúl Alfonsín
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Cantidad de páginas: 342
Lugar de publicación: Buenos Aires
Fecha de publicación: Julio de 2004
Precio: 29 pesos
“Corremos el riesgo de que nos derrote el neoliberalismo. Sus gurúes sí piensan para adelante, sí planifican para el futuro. Son cómplices de la globalización insolidaria, conspiran contra el Mercosur y desean un alineamiento automático con Estados Unidos. Son los nuevos cipayos de este siglo”, dice el ex Presidente en las primeras páginas del prefacio, fechado en octubre de 2003.
Por las implicancias obvias y la omisión que supone, en esta severa advertencia reside acaso el punto más débil de esta Memoria política: el recorrido de sus páginas termina mucho antes de que comenzara la etapa de la Alianza, que a su vez llevaría a la actual, en la cual Alfonsín fue y es todo lo contrario de un político retirado, refugiado en la redacción de su autobiografía.
No se trata de negarle al primer mandatario constitucional después de la peor dictadura de la historia argentina el derecho a reivindicar los logros de sus esfuerzos. O explicar desde su punto de vista momentos tan controversiales y aún hoy oscuros como el Pacto de Olivos. Menos aun desestimar la exposición desde su punto de vista de aquella decisión histórica de juzgar a los comandantes asesinos, seguida de los acontecimientos conocidos. Pero de la ágil escritura del ex Presidente –entrenado por años de ejercicio periodístico– este tramo crucial de la historia argentina, del cual es protagonista sobresaliente, no surgen las causas de fondo que llevaron a su fracaso, al reinado de lo que diera en llamarse “neoliberalismo”, al colapso de éste, la articulación de emergencia de un nuevo régimen en el que Alfonsín jugó y juega, tras bambalinas, un papel clave, y al riesgo señalado de que, nuevamente “corremos el riesgo de que nos derrote el neoliberalismo”.
El libro –de imprescindible lectura– expone y analiza los acontecimientos fundamentales ocurridos desde 1983 y hasta la reforma constitucional de 1994. Como un agujero negro queda la formación de la Alianza y aquella olvidada Carta a los argentinos (cuyos lineamientos sería útil comparar con las propuestas económicas predominantes hoy).
Nadie podría acusar con justicia a Alfonsín por falta de lucidez y coraje. Ni por desapego a esa democracia descripta en su Memoria. Tampoco se trata de apelar a interpretaciones psicológicas. La omisión de estas páginas, que impide eslabonar el pasado descripto con el presente y el futuro, reside en la imposibilidad para Alfonsín de arribar a una conclusión que, mientras tanto, ha ido extendiéndose y afirmándose en más y más países de América Latina: entendida desde la lógica capitalista en la etapa del imperialismo, la democracia no puede garantizar el desarrollo, se contrapone al ejercicio real de los derechos humanos y acaba negándose a sí misma como garantía de las libertades individuales y los derechos civiles.
Como para confirmarlo, el autor repitió recientemente el alerta en tono más alto, denunciando intentos de desestabilización y amenaza de golpe. Un gesto que honra al militante a la vez que revela la impotencia de una ideología y sus expresiones políticas.