En un Hospital de Córdoba murió el pasado 23 el gran escritor argentino Andrés Rivera, a los 88 años.
Obrero textil, periodista, luego escritor, siempre revolucionario marxista.
En los años 70, junto con su compañera Susana Fiorito participó en el fulgurante proceso de radicalización obrera centrado en los sindicatos Sitrac y Sitram. Como a tantos otros, esa experiencia lo marcó y terminó viviendo con Susana en el barrio Bella Vista de la capital cordobesa, último bastión desde el que resistimos obreros y estudiantes la ocupación militar de la ciudad tras el Cordobazo de 1969.
De sus más de 30 libros publicados destaca La Revolución es un sueño eterno. Como en otras de sus más celebradas obras Rivera da voz en esta novela al revolucionario argentino de 1810 Juan José Castelli.
No se trata aquí de hacer una reseña literaria de su producción. Tarea pendiente. Toda la prensa habla en estos días de la escritura de Rivera, inclinándose ante un escritor sobresaliente. Pocos artículos o menciones, si acaso alguno, hace hincapié en la raíz subversiva, inequívocamente anticapitalista, de su labor como escritor.
Ahora se tratará de mistificarlo como uno más de los buenos escritores argentinos. Si no hay una oleada de jóvenes que a propósito de su muerte descubra su obra, quedará, como tantos –y especialmente como los personajes históricos que trató en sus novelas- en el Panteón de la historia burguesa.
Aunque la inmediatez pueda sugerir lo contrario, es más probable que la matriz rebelde de su prosa sea rescatada para una nueva visión de la sufriente Argentina. En estos momentos se dirime una coyuntura histórica con dos caminos a tomar: los representantes del capital completan la tarea de destrucción del país que sus manos corrompieron y hundieron en el atraso y la miseria. O los trabajadores –esos que Rivera pintó en sus novelas- los estudiantes y un torbellino de hombres y mujeres insurrectas, comienzan a edificar desde los cimientos una sociedad radicalmente opuesta a la expuesta por la degradación actual.
Más allá de la sinuosidades del acontecer inmediato, no dudo de que este segundo, es en realidad el único camino. Y para cimentarlo estará la obra de Rivera. Escritor mayor; revolucionario socialista; buen amigo. ¿Qué más se le puede pedir y dar a la vida?
“Revolucionario sin Revolución, eso soy”, le hace decir Andrés a Castelli. Él también tuvo ese sino, como tantos otros.
Pero es un sueño eterno. Y se coronará con la victoria humana. Hasta siempre, camarada.
24 de diciembre de 2016
Me identifico absolutamente con el contenido de la nota, su autor y sobre todo con la obra del escritor revolucionario marxusta Andrés Rivera.
pancho.