Publicado en www.americaxxi.com.ve
Caracas, sábado 29 de julio, 16s. Después del intento fallido de paralizar el país los días miércoles y jueves, la Mud convocó inopinadamente a “La toma de Venezuela” el viernes y sábado. Más allá de la guerra informativa entablada por un atolondrado ejército de tuiteros de la Mud, algo está a la vista: Venezuela no fue “tomada” por la oposición ayer. Hasta el medio de este sábado y a pocas horas del comienzo de las elecciones para la Constituyente, al parecer no ha ocurrido ningún hecho digno de mención y la vida sigue su curso.
Lejos de un país ocupado por furibundos enemigos de la Revolución, se dan a conocer datos según los cuales ya están instaladas el 98% de las mesas electorales, sin que este complejísimo proceso que cubre todo el territorio nacional chocara con inconvenientes. Dicho de otro modo: la “Toma de Venezuela” convocada por la Mud es un fracaso más de quienes intentaron impedir la realización de la Constituyente.
Para mayor desesperación de las formaciones fascistas de la oposición, esta mañana en las primeras planas de la prensa opositora apareció la noticia de que el socialdemócrata ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, actuando como mediador pide a Maduro “nuevos gestos para retomar el diálogo”, después de haber mantenido reuniones secretas con representantes del gobierno y la Mud. No podría haber mayor prueba del fiasco insurreccional. El retorno furtivo de dirigentes principales de la Mud a la búsqueda de negociaciones implica admitir que, tras comprobar que no pueden derrocar a Nicolás Maduro, deben reconocer que tampoco están en condiciones de impedir los comicios constituyentes.
Nadie podría excluir la posibilidad de atentados de última hora. Pero el despliegue de 230 mil miembros de la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) en todo el país, así como la actitud militante de millones de integrantes del Psuv (Partido Socialista Unido de Venezuela), permiten creer que incluso ante algún hecho extremo, como sostiene la principal consigna oficial: “La Constituyente va”.
Será en las últimas horas de mañana cuando se sabrá qué porcentaje de la votación votó. O, dicho de otro modo, hasta qué punto el descontento y la oposición, sumados a la campaña de miedo de los fascistas locales, hacen retraer al electorado. Por el momento, diferentes encuestas indican que entre el 60 y el 70% de la ciudadanía opta por resolver la crisis mediante la negociación entre gobierno y oposición. Según la consultora ICS, citada por el diario Últimas Noticias, “59,5% de venezolanos ve la Constituyente como un escenario propicio para el diálogo”. Estos datos no indican la afluencia a las urnas mañana, aunque son un indicativo. Sobre todo, proyectan el escenario vigente en Venezuela a partir de las 72 horas posteriores a la elección de los diputados/s, cuando se instalen en sus bancas los 545 constituyentes.
Democracias
Mientras el supuestamente democrático presidente brasileño ocupa militarmente la ciudad de Río de Janeiro, sin que se oiga un chistido de otros presidente igualmente democráticos de la región –mucho menos de Washington-, la supuesta dictadura en Venezuela convoca a las masas a elecciones en plena libertad. Otros ejemplos tan disímiles de democracias burguesas, como lo son Panamá y Suiza, se suman al insólito pedido para que el gobierno venezolano desista de la Constituyente. Ya se sabía que algo andaba muy mal en el mundo. Pero estos signos indican que es peor de lo pensado.
Arrecia mientras tanto la campaña mediática internacional contra Maduro y la Constituyente. Parece absurdo, pero no lo es: ¿qué pasaría si Brasil, por ejemplo, o Colombia, México o Argentina, tuvieran fuerzas vitales en la sociedad para exigir y conseguir la convocatoria a redactar un nuevo contrato social, una nueva Constitución, con los criterios de elección de representantes que rigen en Venezuela?
La respuesta a esta pregunta no es en modo condicional: pasará que las burguesías de la región serán derrotadas. Hoy no están vigentes y visibles esas fuerzas vitales. Pero existen bajo la superficie con diferente grado de desarrollo. Si la Revolución Bolivariana logra un éxito más en esta vigésimo primera elección en 19 años, habrá un impulso arrollador desde el Río Bravo a la Patagonia.