“El golpe ya está derrotado” declaró Nicolás Maduro a mediamañana del martes 16. A esa hora ya se contabilizaban siete personas asesinadas por bandas fascistas activadas desde anoche, en ataques a casas del Psuv, CDIs y viviendas recientemente entregadas por el gobierno a familias desposeídas. Pero también a esa altura del día había fracasado la huelga general convocada por el alto mando nazi encabezado por el candidato vencido el 14 de abril.
Así se expresa la verdadera relación de fuerzas expresada en la constante movilización de millones y millones de personas desde el 9 de diciembre hasta el 11 de abril, cuando Maduro cerró la campaña electoral con 7 avenidas centrales de Caracas colmadas de hombres y mujeres comprometidas con la revolución. Esa relación de fuerzas no está correctamente traducida por los resultados de la elección. Ya es una proeza de la Revolución haber obtenido el 50,75% en las urnas. Pero sólo la mirada electoralista (burguesa o reformista) interpreta la realidad a partir de votos. Estos son indicios a los que sí hay que atender para medir el estado de ánimo en un momento dado, pero en modo alguno traducen la situación social y mucho menos la dinámica de una Revolución.
Reunido con la Junta Directiva y la totalidad de jefes operativos de la empresa petrolera, Maduro repitió que no habría pacto con la burguesía: “Aquí lo que hay es Revolución, Revolución, Revolución Socialista”, afirmó y un rugido se escuchó dentro de la sala, proveniente de fuera, donde espontáneamente se habían reunido miles de trabajadores petroleros. Al contrario, podríamos radicalizar la Revolución y atacar las bases del desabastecimiento, de todos los problemas que afronta nuestro país, siguió diciendo Maduro, ante el fervoroso aplauso de pie de los jefes de la empresa. Todo transmitido por cadena nacional de radio y televisión.
Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa, dio luego un informe exhaustivo de la situación de la empresa, funcionando a pleno y con los trabajadores prestos a rechazar cualquier ataque, como ocurrió anoche, cuando fueron rechazados grupos fascistas que intentaron entrar en instalaciones de la empresa.
Pese a la escalada, la situación general es de normalidad. Y Maduro está en enérgica actividad oficial, aprovechando cada ocasión para ratificar la actitud de firmeza frente al chantaje golpista. Anunció que una marcha nacional preparada por la oposición “no entrará a Caracas. No volverá a haber un 11 de abril”. Y agregó que la oposición está metida en una situación de la cual no sabe cómo salir. Porque hay tres gobernadores de la oposición que, si siguen con la posición adoptada por el mando ultraderechista, se encontrarán frente a una respuesta sin rodeos: “No reconozco gobernador que no me reconozca; no reconozco gobernador golpista. El presupuesto que le corresponda se lo daré al pueblo”.
Maduro también denunció al gobierno de Estados Unidos como responsable de esta escalada golpista y anticipó que presentará las pruebas de la injerencia directa a través de la dirigencia fascista local.
Vencida una vez más, la conspiración imperialista continuará. Es tarea de todo revolucionario/a en el mundo contribuir a la articulación de un amplísimo frente en defensa de la Revolución Socialista Bolivariana. Aquí se define la relación de fuerzas entre Estados Unidos y los pueblos y gobierno que buscan liberarse de su opresión. La batalla concierne a todos.