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Brasil desaira a Estados Unidos y lidera un nuevo bloque regional

porLBenLMD

 

Con el fiasco de la reunión Bush-Cardoso, un nuevo eje sudamericano con apoyo en Caracas y Brasilia y la simbólica postergación sin fecha del viaje del Presidente brasileño a Buenos Aires, el hasta ahora impreciso trazado de una línea de resistencia a la voluntad de Washington en relación al ALCA comienza a tomar cuerpo y forma definidas.

 

«Jeito mineiro» es la expresión utilizada en Brasil para aludir a la infinita capacidad de negociación y compromiso de los partidos tradicionales, supuestamente patrimonio de los políticos de Minas Gerais. Ese pragmatismo, para muchos exasperante, tiene su fundamento histórico en la imposibilidad de imponer una hegemonía neta para gobernar el país por parte de los Estados más ricos y poderosos (Minas Gerais y San Pablo), que diese lugar a la llamada «política de café con leche» : el constante acuerdo sobre desacuerdos de las elites de ambos Estados. Nadie como Tancredo Neves (el «mineiro» elegido primer Presidente después de la dictadura, fallecido antes de asumir), definió mejor en qué consiste exactamente aquel «jeito»: en cierta oportunidad, frente a las cámaras y ante una pregunta difícil respondió: «No estoy a favor ni en contra, sino todo lo contrario».

El hecho es que ahora el filoso dardo de esa política austroflorentina hizo impacto en el corazón de la estrategia estadounidense: el presidente George W. Bush protagonizó un papelón histórico en el encuentro del viernes 30 de marzo con su par brasileño, Fernando Enrique Cardoso, no tanto por la distancia individual respecto de la intelección y manejo de los grandes problemas del mundo contemporáneo -que es mucha, a favor del brasileño- sino por el fiasco sufrido por el Departamento de Estado ante la postura de Itamaraty en relación con la aceleración de la puesta en marcha del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Las causas de fondo por las cuales la gran industria brasileña se opone a levantar toda restricción aduanera en el continente son demasiado obvias; no es preciso ser un especialista para comprenderlo: «desde el punto de vista de las exportaciones, la industria brasileña corre el serio riesgo de perder participación en mercados ya conquistados por la preferencia tarifaria del Mercosur. Al mismo tiempo, en el mercado interno, el producto brasileño tendrá que enfrentar la competencia del extranjero, que puede ser mejor y más barato que el nacional» , reconoce el más poderoso diario brasileño(1).

Sobre esta base, por cierto más compleja y trascendente que su reducción a un problema de productividad para afrontar la competencia -y que de ningún modo excluye las contradicciones internas de la clase dominante brasileña, prolongación en último análisis de aquélla que diera lugar a la «política de café con leche» – Cardoso se plantó frente a Bush como representante de un país que no está dispuesto a entregar el control y la proyección internacional de su economía en beneficio de la estadounidense. Peter Romero, secretario adjunto de Estado para América Latina, presente en la reunión de ambos Presidentes, «dejó en claro el sentimiento de frustación tras la visita»(2). Otro testigo, presumiblemente del equipo de Cardoso, declaró sin identificarse: «la sensación que quedó es que la visita no sumó nada nuevo y que no hubiese habido diferencia si no se hubiera llevado a cabo»(3).

Innecesario aclarar que la frustración fue para Washington. Aunque tal vez vale llamar la atención sobre el hecho de que la súperpotencia tenida por todopoderosa e imposible de desafiar se haya visto de tal manera desairada por un país sudamericano.

 

Un bloque diferente

¿Es verdad que antes de este desplante Itamaraty negoció en secreto y con la posición contraria a la mostrada por Cardoso el adelanto de los plazos para el ALCA, a cambio de compartir con Estados Unidos la presidencia de la comisión para la creación de este mercado único, que de acuerdo con lo convenido debe asumir Ecuador a partir del encuentro en Quebec el próximo 20 de abril? Esa fue la versión que difundió otro diario de peso en Brasil, Folha de São Paulo(4).

A falta de información incontrovertible, caben dos presunciones: una maniobra del Departamento de Estado amplificada por su herramienta predilecta, la CIA, o una manifestación inesperada del «jeito mineiro».

Como quiera que sea, lo cierto es que tras la prueba de fuerza en Washington, Itamaraty aceleró en dirección exactamente inversa a la deseada por la Casa Blanca y produjo un acontecimiento que previsiblemente tomará cuerpo en Buenos Aires durante la reunión de responsables de Comercio de los países americanos (los días 6 y 7 de abril), para eventualmente completarse en la reunión de presidentes el 20 de este mes: invitó a una reunión de urgencia en Brasilia al presidente venezolano Hugo Chávez, quien como era de esperar, no dudó en cambiar de inmediato su agenda para acudir a lo que sería su octavo encuentro con Cardoso desde que asumió la presidencia en 1999. Al menos un sector de la prensa influyente en Brasil lo recibió con alborozo: «(Chávez) vino invitado por el gobierno brasileño como aliado de Brasil en el cronograma de creación del Area de Libre Comercio de las Américas»(5).

El resultado del encuentro no se hizo esperar: «El ALCA puede ser un factor de desintegración de América Latina, que vive actualmente el punto más profundo de su debilidad» , declaró Chávez a su arribo a Brasilia, y agregó: «El neoliberalismo no el es único, pero es el camino más rápido al infierno (…) Venezuela no está de acuerdo con la propuesta de adelantar el ALCA y nuestra posición es muy semejante a la del presidente Cardoso»(6). Tras más de dos horas de reunión con su par brasileño, el Presidente venezolano completó su postura: anunció el pedido de ingreso de Venezuela al Mercosur antes de fin de año y su compromiso de impulsar esa posición para todos los miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN: Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú) cuya presidencia temporaria ejerce. «Fernando Henrique recibió con satisfacción el anuncio y se comprometió a apoyar el pedido ante los demás socios del bloque»(7). De inmediato, el presidente paraguayo Luis González Macchi hizo saber que Chávez está invitado a la reunión del Mercosur en Asunción, en junio próximo.

Este gesto se completó con otro no menos inesperado y contundente: la suspensión del viaje de Cardoso a Buenos Aires, prevista para el 16 de abril. El socio principal del Mercosur coloca al irresuelto gobierno de Argentina ante una exigencia de alineamiento definido y la implícita amenaza de quien es, nada menos, el principal comprador de las exportaciones argentinas.

¿Nuevo bloque latinoamericano o una expresión «globalizada» del «jeito mineiro» ? Conjeturas aparte, basta ver el clima en que comienza la reunión de ministros americanos (con excepción de Cuba) en Buenos Aires, para comprobar que el gesto brasileño ha desconcertado a Washington, al punto que el día previo a la reunión en el Hotel Hyatt, (y antes de escuchar el estrépito de los manifestantes que irán a expresar su oposición al ALCA), algunos funcionarios de la cancillería argentina no descartaban la suspensión del encuentro. Si se tiene en cuenta la historia de este Hotel construido por Gaith Pharaon en tiempos de la euforia «neoliberal» y con fondos sospechados de provenir de operaciones ilícitas de tráfico y lavado, el lugar elegido para realizar el cónclave secreto de ministros (perplejos funcionarios de la fracturada diplomacia argentina no descartaban un cambio de último momento), es un símbolo exacto de la significación estratégica del ALCA. Como lo es la conformación del eje Brasilia-Caracas, que dejará su impronta incluso si el «jeito mineiro» (las vacilaciones de las cúpulas gobernantes brasileñas), impiden que en torno a él comience a girar un bloque confrontado con las imperativas urgencias de Washington.

  1. Paulo Puliti, «El país no está preparado para la competencia» , O Estado de São Paulo, 4-4-01
  2. Paulo Sotero, «Visita de FHC a Bush não tería acrescentado nada, diz americano» ; O Estado de São Paulo, 3-4-01.
  3. Ibíd.
  4. «Brasil y EEUU negociaron en secreto una alianza sobre el ALCA» , El País, Madrid, 3-4-01.
  5. Claudia Dianni, «Chávez vem ao país para discutir inicio do bloco» , O Estado de São Paulo, 3-4-01.
  6. Claudia Dianni, «Chávez anuncia apoio á posicão brasileira» , O Estado de São Paulo, 4-4-01.
  7. Marise Lugullo, «Hugo Chávez pede adesão ao Mercosul» , Jornal do Brasil Online, Río de Janeiro, 3-4-01.
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