Artículos

Chávez acelera sus pasos

porLBenLMD

 

Mientras el presidente venezolano realiza una gira internacional de 21 días y anuda acuerdos decisivos en países de gravitación planetaria, al interior de su país se agudiza la confrontación política.

 

Tres pasos dados en las últimas semanas por el presidente venezolano Hugo Chávez indican que los múltiples signos indicativos de una radicalización en la actitud de las fuerzas opositoras, tienen como respuesta un endurecimiento de la respuesta oficial.

La gira internacional de Chávez (Rusia, Irán, India, Bangladesh, China e Indonesia); la formalización del pedido de ingreso de Venezuela al Mercosur y el llamado a construir un nuevo partido, constituyen el despliegue de una estrategia interna e internacional que, lejos de ceder ante la agudización de las contradicciones, muestra la decisión de acelerar por el camino trazado.

Aun antes de completados los 21 días de gira, el viaje de Chávez tiene saldos inequívocos. En Rusia se anudó un acuerdo que proyecta la participación de aquel país en el diseño energético venezolano y específicamente la explotación del gas. Además, «hemos hablado de la posibilidad de hacer asociaciones estratégicas en cualquier parte del mundo bien sea en países de Asia, Europa, América Latina, Oceanía y Africa» , declaró Chávez(1). En Irán, recibido con singular deferencia, el presidente venezolano sostuvo en la ceremonia oficial que «la lucha contra el imperialismo y el hegemonismo son puntos en común entre Irán y Venezuela» ; recibió del líder religioso iraní, ayatolá Alí Jamenei, una respuesta en la misma cuerda: «La decisión de hacerle frente a la agresión y la dictadura internacional (de Estados Unidos), cuyo objetivo es dominar otros países y enfrentar al imperialismo norteamericano son rasgos comunes entre Irán y Venezuela»(2). La trascendencia política de esta proclama supera incluso el significado de los acuerdos sellados en Teherán para garantizar las cuotas de producción petrolífera y el precio del petróleo, un tema particularmente delicado para Washington, sobre todo en la coyuntura recesiva que atenaza a la primera potencia mundial. Motor decisivo para la reactivación, a partir de 1999, de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Chávez es ahora el más enfático defensor del control de los volúmenes de producción y la consecuente defensa de un precio para el barril de petróleo que triplica el de tres años atrás. «Los países de la OPEP están dispuestos a no dejar que los precios bajen. Hace falta firmeza por parte de la OPEP, para no aumentar la producción» sostuvo Chávez, quien subrayó un dato habitualmente minimizado: «Estados Unidos se enfrenta a su peor crisis de energía desde 1970 «(3). Agregó además que la única manera de contrarrestar la hegemonía estadounidense es «evitar que nos impongan un modelo y eso sólo podemos lograrlo integrándonos en bloques de fuerza para darle equilibrio al mundo»(4).

A la misma hora en que el presidente venezolano hacía estas declaraciones en Teherán, en Caracas la oposición utilizaba la tribuna de un encuentro internacional para afirmar que «Venezuela tiene las condiciones para dolarizar su economía»(5). Y en Buenos Aires el canciller paraguayo, José Antonio Moreno Ruffinelli, anunciaba que Venezuela había pedido formalmente su ingreso al Mercosur y confirmaba que Chávez asistirá a la cumbre que se realizará en Asunción el 21 y 22 de junio próximo(6). Es un acuerdo ya asegurado por la posición de Brasil que Venezuela «será un socio con rango político» , con lo cual cambiará significativamente la relación de fuerzas al interior del bloque regional respecto de dos cuestiones fundamentales: el Area de Libre Comercio de las Américas y el Plan Colombia. A partir de esa fecha, por tanto, habrá un nuevo cuadro de situación que impactará no sólo en la política estadounidense, sino en la del principal socio de Brasil en el Mercosur, hoy indefinido y vacilante: Argentina.

Con todo, tal vez el aspecto más contundente de la voluntad que anima a Hugo Chávez es la decisión de crear una nueva fuerza política, de masas, en su país. La revitalización del Movimiento Revolucionario Bolivariano-200 (estructura conspirativa formada al interior del ejército con motivo del 200º aniversario del nacimiento de Simón Bolívar) es un eslabón en el propósito explícito de alcanzar la unidad de amplios sectores sociales en una organización que adopte las posiciones programáticas delineadas por Chávez, quien se halla en una situación paradojal: tiene el poder y el apoyo de las grandes mayorías, pero carece de una estructura partidaria para continuar avanzando por un camino en el cual se multiplican barreras que hacen imperativa -y urgente- la exigencia de contar con una herramienta política con honda y efectiva inserción social, destinada no ya a conquistar el poder, sino a ejercerlo.

La determinación de dar ese paso desató la furia -el temor- de la oposición. Entre otras manifestaciones de un cambio significativo en la confrontación, la prensa vehiculizó una ola de rumores que aluden a la existencia de una facción militar que se apresta a dar un golpe de Estado. Pero también tensó la cuerda en las filas de los aliados del presidente, dentro y fuera del Movimiento Vº República (coalición con la cual ganó siete elecciones generales y cuyo nombre es fonéticamente idéntico al MBR): la argumentación de Chávez para convocar a la creación de una nueva fuerza política con alcance de masas y estructura partidaria pone a prueba la capacidad teórica y práctica de numerosas organizaciones de izquierda, obligadas ahora a definir su lugar en la vertiginosa transformación del cuadro político venezolano. «Sería ideal que a la larga, cuando se logre una verdadera discusión ideológica, se vaya a un partido único. Pero eso no lo puede decretar el presidente sino el tiempo; y el MBR-200 pudiera ser el primer paso (…) no se descarta que, en un momento dado, los partidos políticos, incluyendo el MVR, disuelvan sus estructuras nacionales y medias, para ir a un partido único» , explican Tarek Saab y Francisco Ameliach, antiguos colaboradores de Chávez y dirigentes del MVR(7).

Desde el otro extremo, Franciso Arias Cárdenas, ex coronel aliado a Chávez y desde hace tres años su peor enemigo, fundó el partido Unión, respaldado por Washington y el establishment local, con la intención de abroquelar el desperdigado campo opositor.

Tal parece que las fuerzas contrapuestas de la realidad venezolana buscan la definición de sus perfiles mientras avanzan sin pausa por un rumbo de colisión.

  1. EFE; «Hugo Chávez anuncia una alianza de petroleras rusas y venezolanas» ; El País, Madrid, 17-5-01.
  2. «Chávez y ayatolá iraní denuncian hegemonismo de Estados Unidos» ; El Nacional, Caracas, 22-05-01.
  3. «Los países de la OPEP deben resistir todas las presiones» ; El Universal, Caracas, 23-05-01.
  4. «Aboga Chávez por evitar la imposición de un solo modelo mundial» ; Granma, La Habana, 23-05-01.
  5. Clara Franco, «Venezuela puede dolarizar su economía» , El Universal, Caracas, 23-05-01.
  6. «Venezuela pidió ingreso formal a Mercosur; El Universal, Caracas, 23-05-01, y Granma, 23-05-01.
  7. Taynem Hernández, «MBR-200: el primer paso hacia el partido único del chavismo» . El Universal, Caracas, 21-05-01.
Etiquetado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *