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Intervención de Luis Bilbao

porLBenCR

 

Buenas noches. Vamos a darle la clausura de esta introducción al seminario al compañero Eduardo Fuentes, que hablará en representación de lo que es, ha sido y seguirá siendo el gran faro en nuestro continente respecto de la cuestión central de este seminario: la construcción del socialismo o si lo queremos poner de otra manera, la abolición del capitalismo.

Realmente fue muy oportuno hacer este esfuerzo de organizar un seminario que se propone continental para pensar, debatir y elaborar el socialismo del siglo XXI. Cuando, como contaba el compañero, discutimos esto el 2 de marzo, pusimos como fecha mediados de junio (17, 18 y 19), lo realizamos en Montevideo; y entre la decisión de hacerlo y el momento en que lo hicimos se habían caído dos presidentes en América del Sur y estaba tambaleando un tercero, que todavía sigue tambaleando. Esperemos que no caiga; pese a todo tenemos que trabajar para que no caiga.

Luego, entre Montevideo y Buenos Aires los acontecimientos se han sucedido con una velocidad y una profundidad, que verdaderamente se entiende que a muchas personas les produzca vértigo. Me pregunto si hemos sacado todas las conclusiones respecto de lo que ocurrió en Mar del Plata. De manera que yo voy a centrar mi intervención en esto para que el día de mañana podamos extraer hasta lo último respecto de qué hacer después de lo ocurrido en Mar del Plata. Porque no se trata de un acontecimiento cualquiera; y no se puede dar cuenta de semejante acontecimiento sin apelar a todo el bagaje teórico y a toda la decisión militante que se supone reunimos en este conjunto.

Se fracturó el continente el 4 de noviembre. Se partió en dos. Si ustedes ven la última edición (número 11) de América XXI, mi nota editorial tiene como título “Acorralado, Bush embiste en el Cono Sur”. En esa editorial lo que hacía era detallar cómo Estados Unidos, después de 6 años de retroceder sistemáticamente en todo el hemisferio, de haber perdido la iniciativa política y de mostrar incapacidad para recuperar el control estratégico del hemisferio, había lanzado una campaña feroz que implicaba una cantidad de factores, pero que estaba centrada en torno de uno: la violencia. Cundo yo decía esto, tomaba como primer hecho de esa contraofensiva bélica, aunque tenía todos los demás elementos, un acontecimiento del cual hoy se cumple un año. Hoy en Venezuela están conmemorado un año del asesinato de un fiscal revolucionario, a quién le pusieron una bomba, lo hicieron volar por los aires, en la certeza de que era la gota que derramaba el vaso de la paciencia revolucionaria y lanzaba a la revolución bolivariana una cantidad de medidas que podrían haber sido tomadas precisamente como la provocación para continuar con el proyecto intervencionista-militar de Estados Unidos sobre Venezuela. Les falló. Era el 18 de noviembre de 2004.

Un mes y medio después hicieron otra provocación de dimensiones extraordinarias: secuestraron a un dirigente diplomático de la FARC en el centro de Caracas. Lo hicieron con un grupo de militares y paramilitares colombianos, y con un grupo de militares venezolanos. Era el intento de provocar una situación bélica ya no simplemente interna, sino con Colombia. Volvieron a fracasar y este fracaso fue todavía más grave (aunque no me referiré a eso esta noche).

Pero donde sí empezó Estados Unidos a hacer pié en su contraofensiva fue precisamente aquí, en el Cono Sur. ¿Cuáles fueron los instrumentos utilizados?

El militar, tal vez el más conocido, tuvo eje en Paraguay, con la decisión de hacer pública una base que tenían hace 20 años. Además comprometieron ostensiblemente al gobierno con la inmunidad para las tropas estadounidenses que están actuando y seguirán actuando durante todo el año en Paraguay, a 200 kilómetros de la frontera con Bolivia, y a muy poca distancia de la Triple Frontera.

Pero, hubo factores de otro orden, que constituían esa contraofensiva generalizada de Estado Unidos y que fueron menos visibles. Ustedes habrán leído con estupefacción el 2 de mayo pasado, cuando Clarín publicó un artículo firmado por el canciller argentino defendiendo el Alca, sabiendo además que ese artículo fue enviado desde Washington, dónde el canciller había hecho una reunión de embajadores para definir la política internacional de Argentina. Y mientras tanto se aceleraba lo que ya estaba resuelto pero de todas maneras debía replantearse en Uruguay, que era el Tratado Bilateral de Inversión, firmado por el presidente saliente en acuerdo con el presidente entrante, pero que sin embargo debía aprobar el parlamento. Esto formaba parte, entre otra gran cantidad de hechos que no voy a sumar para no agobiarlos, de una contraofensiva que tenía como objetivo restar a estos países del bloque objetivo que estaba conformándose en América del Sur, en contra de las decisiones centrales del imperialismo estadounidense.

Bueno compañeros, esa embestida en el Cono Sur fracasó el 4 de noviembre. Fracasó completamente después de tener éxito en sus pasos preparatorios. Nosotros tenemos que reflexionar sobre este punto; mucho y muy cuidadosamente. Propongo que éste sea uno de los temas de discusión en la cuestión estratégica de la transición.

Para quien vive en Argentina, en Paraguay, en Brasil o en Uruguay, esta descripción dramática que hace el compañero uruguayo de la situación en su país, no tiene dudas respecto de cuál es la naturaleza de los gobiernos que le dieron tamaño golpe al imperialismo. No tiene ninguna duda.

Ahora: fracasó la embestida. ¿Y qué quiere decir esto? Quiere decir que nosotros tenemos que recuperar el instrumental revolucionario, sobre todo en aquello que es su nudo, que es el método de pensar. El marxismo, si es algo, es la recuperación de lo más puro del pensamiento en la historia humana, que nació materialista y nació dialéctico, pero que en el siglo XIX con esas dos grandes cabezas revolucionarias, no solamente pensantes, que fueron Marx y Engels, toma la capacidad de reconocer la realidad en toda su cambiante contradicción.

El desenlace en Mar del Plata muestra a protagonistas que habían cedido frente a la embestida estadounidense, enfrentando al imperialismo en el momento en que pretendía consumar la contraofensiva. ¿Qué pasó para que, habiéndose entregado, en la reunión de presidentes tomaran la decisión de resistir?

Los estrategas de Estados Unidos no son tontos; son personas que, con todos los recursos del mundo, están en capacidad de medir milimétricamente cuál es la situación. Y ellos dijeron: en Mar del Plata, lanzamos el golpe, imponemos el Alca, aislamos a Venezuela, se terminó.

Luego estaremos en condiciones de invadir Venezuela, de invadir Cuba. Esto estaba en juego en Mar del Plata compañeros. No nos confundamos. Y la forma de hacer eso era la imposición del Alca. La preparación llevó tres años, particularmente los últimos dos. Recuerden que esta reunión en Argentina debía hacerse en 2004, pero se hizo un encuentro especial, fuera de agenda, en Monterrey, en febrero de 2004 para preparar este encuentro, ir minando el terreno y dar el remate. Fue una línea de acción estratégica, milimétricamente medida, y exitosa. Excepto en el norte del Sur, exitosa. Sin embargo, cuando vienen a dar el paso decisivo, se encuentran con algo completamente fuera de lo planeado.

El presidente Néstor Kirchner hace un discurso diciendo: “al Alca, no”. Kirchner; no Lenin. No sé si perciben la diferencia…

(Risas)

Kirchner hace un discurso diciendo “no al Alca” y el Mercosur se pliega: no al Alca. Quedaron tan desconcertados los estrategas y los empleados del imperialismo que se produjo una situación inmanejable en la propia Cumbre. Perdiendo todo sentido de la realidad inmediata el presidente Vicente Fox -el presidente de Coca Cola, entiéndanme-

(Risas)

…dice nada más y nada menos que ellos son 29 contra 5. Se acabó. Era precisamente lo que no debía decir. En primer lugar por el sentido del número; porque de esos 29 hay tres, son ellos, Canadá, Estados Unidos y México que obviamente quieren el ALCA. De los otros 26 hay más de 22 que no quieren saber absolutamente nada con el Alca, pero son países sin gravitación desde el punto de vista geográfico, el número de habitantes y el peso económico. Y por lo tanto en una circunstancia de tanta presión, de tanta violencia, como la que se dio en la cumbre (al punto que Kirchner, -otra vez, no fue Trotsky, sino Kirchner!- tuvo que decir que no le gustaba que lo patotearan, porque eso es lo que estaban haciendo); en tal situación estos 22, 24 países no pueden sencillamente votar en contra.

De hecho no votaron en contra ni a favor. Pero Fox los puso a todos como propios. Frente a eso el presidente Hugo Chávez les dijo: si somos democráticos, entonces hagamos un referéndum, país por país, a ver quién quiere el ALCA, desde Canadá hasta Argentina, quién quiere el Alca.

Se fue el señor Bush, se levantó y se fue. Después Chávez bromeaba en una conferencia de prensa, diciendo que se había ido con la derrota pintada en la frente. Y no hay duda. El papelón que han hecho no tiene nombre. Y tenían ganada la batalla…

Ahora, precisamente por eso es importante comprender la contradicción. Porque no son los gobernantes, no son los gobiernos, no son los partidos; es una fuerza que los maneja a ellos, que no les deja escapatoria, entre otras cosa porque ya han probada una conclusión muy clara, que nosotros decíamos y veíamos en el Seminario de Montevideo, cuando consideramos la caída de Mesa en Bolivia y la caída de Lucio Gutiérrez de Ecuador. ¿Por qué se cayó Lucio Gutiérrez? Porque se entregó a la voluntad imperialista. Y una vez que lo tienen… como señala un antiguo refrán: “Roma no paga a traidores”. Una vez que lo tienen, lo tiran. Y esto lo saben ahora todos los presidentes tentados a subordinarse: están entre la espada y la pared.

Creo que acá, en este punto, está el gran desafío para que una verdadera fuerza revolucionaria pueda pasar de la idea y los cuadros a la acción y a las masas. Porque esto se acelera. En este momento debía estar aquí para hablar después de mí y dar un panorama milimétrico de Venezuela, el embajador de Venezuela. ¿Por qué no está el embajador de Venezuela? Porque de pronto, después de la Cumbre en Mar del Plata, y en medio de una pelea de Kirchner con Fox que se prolongaría multiplicada por mil entre Chávez y Fox, el gobierno argentino le pidió de emergencia una audiencia al gobierno venezolano. Y allá se va Kirchner. Naturalmente el embajador venezolano tuvo que viajar también. ¿Qué irá a hacer Kirchner a Venezuela? Lean el diario la Nación, la desesperación de esta gente es para divertirse. Nosotros también tenemos derecho a la diversión. Lean La Nación, eso es diversión pura.

(Risas)

Yo creo que entonces el gran desafío del pensamiento revolucionario es ser capaz de recuperar una noción clásica, forjada en lo que fuera el laboratorio de ideas revolucionarias más poderoso en la historia de la humanidad, la III Internacional en sus cuatro primeros congresos. Son textos completamente desconocidos, desestimados por la mayoría de los cuadros. Pero ha llegado la hora de recuperarlos.

Crítica de Nuestro Tiempo publicó hace ya tres años los cuatro primeros congresos de la Internacional, para ponerlos en manos militantes precisamente como un instrumento, como parte de un instrumental imprescindible de los revolucionarios; para poder pensar la realidad no copiando aquello, sino tomando el ejemplo. Porque ¿qué era lo que resolvían los revolucionarios de comienzos del siglo XX reunidos en la III Internacional? La transición; los problemas de la transición. Estaba claro que el mundo se hundía en una crisis capitalista gravísima; la que llevaría a la II Guerra Mundial; y que estaba planteado el propósito y la posibilidad concreta, alcanzable, visible, de la revolución socialista; el derrocamiento del capitalismo en todo el mundo. Estaba planteado. Sería motivo de otro seminario discutir por qué eso no fue.

Pero lo cierto es que en esos cuatro congresos, los revolucionarios de todo el mundo, conducidos por los revolucionarios que habían obtenido una victoria y que estaban haciendo la primera revolución anticapitalista del mundo, forjaron consignas, criterios y metodologías que hoy serán muy valiosas para nosotros si podemos entenderlas y asimilarlas. Y una de las cosas que se cambió en aquella oportunidad, no me canso de repetirlo, fue una consigna histórica. La III Internacional Comunista cambió la consigna clásica del Manifiesto Comunista: “proletarios del mundo, unios”. Ante la eclosión de la crisis a escala planetaria, con la revolución rusa ya vigente, en una situación de tener que liderar la transición, la III Internacional forja la consigna “proletarios y pueblos oprimidos del mundo, unios”.

Vean esto: a un marxista serio nadie puede darle lecciones respecto de la búsqueda de la más amplia forma de unidad para enfrentar al imperialismo y al capitalismo. ¡Nadie! Pero claro, son pocos los marxistas serios, quiero decir teóricamente sólidos… si es que acaso hay alguno que esté fuera de Cuba.

Por eso hay muchísimo espacio para otras recetas. Por ejemplo, hagamos un frente muy amplio. Claro porque entre la locura sectaria del llamado frente de izquierdas, que es una locura sectaria porque deja al país, sobre todo en la Argentina -también en Uruguay, pero en Argentina ni hablar- fuera de ese frente. Discutimos esto con los compañeros que defendían la noción teórica de izquierda unida: si nosotros consiguiéramos unir a todas las izquierdas, cosa absolutamente imposible (y no deseable, además, ya vamos a ver por qué), si lo lográramos, el país entero queda fuera de ese frente. Cuando de una manera u otra esto se comprueba, naturalmente viene el contragolpe: ¿por qué no podrían participar la UCR y sus dirigentes en el frente que necesitamos? Esta es una discusión de hoy y es una discusión para nosotros también.

Pues bien: los revolucionarios del mundo, en el tercer y cuarto congresos de la Internacional Comunista, forjaron una noción programática y un concepto organizativo para dar respuesta a este dilema. Y no una respuesta polar: unidad de las izquierdas o todos, no importa de qué partido, somos hermanos y vamos para adelante. Eso se llamó Frente Único Antimperialista. El programa era lo que la III Internacional, entiéndanme bien, por favor, denominó “programa de transición”. Luego, una corriente que tras el asesinato de su líder degeneraría de manera escandalosa en prácticamente todas sus versiones y fracciones, haría de esto una especie de oración religiosa. La fetichización de un programa para la revolución.

En esas manos el programa de transición no respondía al hecho de que el mundo vive un período de revolución y contrarrevolución, de capitalismo en agonía y socialismo que no nace, por lo tenemos que tener formas programáticas y formas organizativas ad doc, sino que era una receta. El que no estaba de acuerdo con eso era un contrarrevolucionario.

Un chiste de mal gusto; resultante de cosas que no tenemos por qué considerar ahora, pero que sin embargo quiero enunciar: una derrota muy profunda de los trabajadores en todo el mundo, un retroceso político, teórico y, naturalmente, organizativo.

Es éste el punto de partida para nosotros. Debemos arrancar desde una realidad en la cual aquella consigna, “proletarios y pueblos del mundo, unios”, no tiene donde apoyarse, no tiene la instancia desde la cual nosotros podamos decir unámonos. ¿Cómo se unen los proletarios si no hay sindicatos, si no hay partidos proletarios en el sentido lato de la palabra? ¿Y cómo se unen los pueblos cuando sus dirigentes, resultantes de esa tremenda derrota, sus representaciones políticas, son hoy todas instancias completamente entregadas al capital, y en la mayoría de los casos al imperialismo? Todos los movimientos nacionalistas burgueses, en su estructura central se han entregado, traicionando la voluntad de sus propias bases que no necesitan ser marxistas para enfrentarse al imperialismo y al capitalismo: Y que lo hicieron en todo el mundo bajo banderas nacionalistas. Nosotros tenemos que encontrar esta respuesta ahora, sin partidos de masa, sin sindicatos de masa, sin movimientos nacionalistas articulados de masas; sin nada de eso, debemos sin embargo dar respuestas.

A mí no me extraña que los jóvenes no vengan en grandes contingentes a este Seminario. Aparte de que llevamos un período muy largo de frustraciones ideológicas, nosotros acabamos de tener elecciones hace menos de un mes. ¿Qué pasó en las elecciones? Bueno, Alicia lo decía, 7 diputados de distintas formas de izquierda no pudieron renovar sus mandatos. Y Moria Casán sacó más votos que todas las izquierdas sumadas en la Capital. Por algo ocurrió eso; y si no reconocemos ese algo; si no reconocemos que las cosas son así, pues no avanzaremos.

Este es el punto de partida y no me asusta. ¿Por qué? Porque yo mismo recibí una dura lección en Mar del Plata. Yo veía los dos fenómenos, inclusive alguno de ustedes me habrá escuchado o acaso me habrá leído, explicando que la fuerza objetiva era mucho mayor, etc. Pero yo no preví que Kirchner iba dar el discurso que dio.

Y me parece que una persona seria -no digo un revolucionario, un marxista, digo una persona seria- cuando se equivoca o no acierta totalmente, tiene que decirlo. A mí me golpea que haya personas que han empapelado Buenos Aires con su cara para pedir un voto y, después de no obtenerlo, hablan de otra cosa como si no hubiera pasado absolutamente nada. ¿Cuál de los candidatos ha llamado a un gran debate para asumir que los trabajadores, las juventudes, la sociedad en todas sus clases y sectores, les dio la espalda? Ninguno de ustedes me iba a pedir cuenta de esto, porque la mayoría de ustedes no sabe qué pensaba yo de esa Cumbre.

Pero el hecho es que yo decía “Acorralado, Bush embiste en el Cono Sur”. Y la frase con la que terminaba ese artículo es la siguiente: “resta saber cuál será la respuesta desde Buenos Aires, Montevideo y Brasilia”. Lo dejé en la duda.

Pues bien: alguien no tenía dudas de cuál sería el desenlace de la cumbre de las Américas, porque tiene más información en primer lugar; porque tiene más formación; y porque tiene un partido. No estuvo presente en ese lugar, porque está prohibido para él; pero yo creo que de verdad fue la persona más presente, junto con Hugo Chávez: saben que estoy hablando de Fidel Castro.

La victoria en Mar del Palta tuvo una conducción estratégica. Y esta capacidad para medir y para actuar sobre los acontecimientos reales debe ser lo que nosotros midamos y pongamos a punto en nuestra discusión de mañana y pasado. Espero que lo hagamos así. Gracias a todos.

(Aplausos)

 

 

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